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¿Hay justicia humana sin jueces ni abogados?

Apura sus pasos, parece moverla la ansiedad. Alicia necesita ver a la jueza Carmen que está en una audiencia. La jueza, luego de un incisivo interrogatorio y valiéndose de su experiencia, decide concederle la libertad al acusado. La decisión es reprochada por el fiscal.

El argumento es sencillo, “Thente” el “software jurídico”, analizando antecedentes del imputado y valiéndose de cálculos algorítmicos presume que el imputado tiene un 82% de posibilidades de reincidencia.

Sin embargo, pese a la recomendación de “Thente”, la jueza ratifica su decisión. La inteligencia artificial (IA) está construyendo una “justicia algorítmica”, el gobierno ante la demora en los procesos judiciales, pretende vía un referéndum, modificar la Constitución y dar paso a Thente II, un programa que ya no “recomendará” sino que emitirá sentencias sin interpretaciones humanas.

La creadora de Thente y Thente II es la propia Alicia Kovack, quien ha encontrado fallas en el sistema. Luego de terminada la audiencia la jueza y Alicia se encuentran, y deciden verse al otro día. Alicia le adelanta que es muy importante lo que tiene que decirle. Ya más relajada, Alicia se dirige a la empresa y les comunica a sus socios Brais y Alejandro que Thente II debe detenerse.

Brais reacciona con indignación. Alicia, insiste en que el programa aún no está listo. El cansancio la encuentra manejando su automóvil. Decide pasar, a un sistema de “piloto automático” en donde el vehículo se maneja en forma autónoma. Imprevistamente, un coche cruzado en la ruta, obliga a una maniobra no programada y el coche de Alicia se estrella contra un árbol, provocando su inmediata muerte.

“Thente” no se para, su lugar es ocupado por Brais, quien, con ímpetu, se compromete a seguir el legado de Alicia. La jueza Carmen, ha pedido de las autoridades, comienza una auditoría sobre las “recomendaciones” jurídicas de “Thente”, en general llega a similares decisiones que el software, la diferencia es la velocidad de la resolución, la IA es mas veloz, mas “eficiente”.

Sin embargo, la jueza, advierte que el “programa” no puede resolver situaciones originales, sino que siempre recurre a lo histórico, al pasado. Mientras realiza la “auditoría” comienza a sospechar y preguntarse, que era lo urgente, que necesitaba contarle Alicia, y que su repentina muerte le impidió conocer. Descubre que, en el accidente, el vehículo de Alicia, recordemos, tripulado por un sistema autónomo, decidió realizar la maniobra que le provocó la muerte, porque respondió a un algoritmo que tiene cargado “un código ético”, que como en el auto atravesado había dos personas, prefirió sacrificar a una, en este caso, la vida de Alicia. Sin embargo, descubre que ese “código ético” puede ser manipulado y hay personas con un “valor” superior en la sociedad, sitial que logran en forma secreta.

La jueza comienza un peligroso periplo, que pone en riesgo la presentación de Thente. Sospechosamente, Brais es acusado de provocar, manipulando el software del auto de Alicia, su accidente. Acusado se profuga. La jueza, sigue investigando y descubre que Brais, fue asesinado a horas del referéndum que pondría a Thenter II, como eje del Poder Judicial.

En un debate por TV con Alejandro, nueva cabeza de la empresa, con firmeza la jueza afirma “Alicia quería potenciar la justicia humana con IA, subordinando su control a procesos democráticos y transparentes, que es absolutamente lo contrario de lo que hoy representa Thente, por eso quería parar la presentación y por ello fue asesinada…”. “Brais no asesino a nadie, fue acusado por pruebas falsas, y sabemos dónde estás tu” refiriéndose a Alejandro. Éste sorprendido dice ¿“Estas acusándome a mí de asesinato? Con mucha firmeza la jueza Carmen le dice “No soy yo quien te va a acusar, solo estoy aquí para asegurarme que tengas un juicio justo…”

Lo expuesto es una reseña de la película española “Justicia Artificial” (2024) con la actuación de Verónica Echegui; Alba Galocha; Tamar Novas y Alberto Ammann.

En Argentina, el presidente Milei en una bravuconada digna de su estilo en el programa de Antonio Laje (24/4/25) dijo “Todos sabemos que podemos funcionar mejor sin Estado…” y pretende convencer a la audiencia diciendo que “En 30 segundos la inteligencia artificial me hace mejor un contrato que un ejército de abogados…” , no necesita de ningún guion de Ciencia Ficción para arriesgarse o predecir el futuro anárquico con el que sueña.

El imaginario ejército de abogados que puede ser reemplazado en 30 segundos por uno de estos sistemas, dejará un tendal de eventuales contratantes que, ante la mínima dificultad, incumplimiento o lesión de sus derechos o patrimonios no podrán exigir ni recurrir a nadie para defenderse de los errores ocultos en la redacción de esos contratos.

Mala praxis se llama al negligente desempeño de la profesión.

La justicia , aún con el auge de la utilización de sistemas de IA como herramientas para aligerar la carga burocrática de tareas que la ralentiza, es una actividad que exige e implica el ejercicio de la autoridad que consagra la Constitución en cabeza de jueces humanos. También ellos, atribuyen la responsabilidad de las acciones reprochables por ley, con castigos basados en normas penales, a los seres humanos que se desviaron de la conducta legal, y en el caso de las cuestiones civiles y patrimoniales son humanas las partes de los conflictos, aún cuando pueden ser miembros de instituciones jurídicas.

Otra vez, como sostuvimos un año antes del escandaloso caso $Libra, el Presidente pierde la noción del efecto político-gubernativo de su palabra y, campeón del mercado, de su valor publicitario.

La irresponsabilidad de asesorarse en segundos y gratuitamente sobre un contrato con un sistema de IA es tan riesgoso como seguir unas sesiones de quimioterapia aconsejadas, también en segundos, por una IA médica.

La desmesura comunicacional de la campaña debería dar paso a expresiones razonadas que descompriman la crispacion social. Hay responsabilidades sociales demasiado importantes para dejarla en manos de una suerte de autogestión de las herramientas. Cuando se pone en juego la libertad, la salud, la vida, el trabajo o el patrimonio de los habitantes de la Nación, las respuestas algorítmicas solo aportan algo de ritmo más veloz a la razonada decisión jurisdiccional que devuelva paz a la sociedad.

Pablo Vera – Subsecretario Asuntos Políticos, Ministerio de Gobierno PBA